martes, 30 de agosto de 2011

Recordando a Jorge Manrique

Dedico un momento del día a un gran poeta, Jorge Manrique (1440-1479), que escribió la que para mi es una de las más grandes poesías de la lengua castellana Coplas a la muerte de su padre.

Esta obra maestra tiene una estructura de rima perfecta (con el esquema abc-abc-def-def) que nos lleva desde el existencialismo con el que nos enfrenta la muerte, hasta una orción en la que habla de la misericordia de Cristo.

Les quería compartir dos de mis partes favoritas (ya que el poema es muy largo y no quiero aburrir a los mas dispersos):

- Las primeras tres estrofas

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

  Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.

  Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos. 
 dispersos): 

- La Oración  que se encuentra casi al final

Tú, que por nuestra maldad,
tomaste forma servil
y bajo nombre;
tú, que a tu divinidad
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona,
no por mis merecimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdona.»
 
Ojalá puedan releer esta obra y elegir sus partes favoritas.

 

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